Marta vive a las afueras de París desde
hace unos cinco años. No le falta de nada, aunque sueña con un día
poder viajar más allá, y poder recorrer caminos sin mirar atrás.
La llamada de la vida ha tocado a su
puerta y en pocas horas será madre, la presión en sus mamas es una
prueba de ello.
A la mañana siguiente, rompe aguas, y tras unas entretenidas contracciones, aparece su hija, nacida de parto natural.
A Marta le cambia la cara cuando se da
cuenta de que en cuestión de poco tiempo, un hombre se lleva a su
hija y le coloca en una máquina en la que permanece inmóvil.
Acto seguido, este hombre, acaricia el
cuello de su hija con un utensilio afilado, y con mucho cuidado de no
terminar con su vida, trata de que no quede nada de líquido en el
interior.
A continuación, sin titubear, le pone
silencio al sonido de su voz.
Mientras tanto otra persona, se encarga
de aliviar el sollozo de Marta, reduciendo la presión de sus mamas
gracias a una máquina en la que aparece un nombre, La Granja Feliz
S.L.
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